viernes, 12 de diciembre de 2014

THOMAS SANKARA

Recientemente un país pobre y olvidado, a medio camino entre el África musulmana y el África negra, ha vuelto a ocupar espacio en los noticiarios de medio mundo. Su presidente, Blaise Campoaré, temiendo por su vida ha decidido dejar el gobierno de Burkina Faso. Se va después de detentar el poder absoluto como hombre fuerte del país (y títere de Francia) durante más de 27 años. Abandona un cargo al que llegó después de traicionar y asesinar a un revolucionario y a una revolución de la que él fue partícipe. Es responsabilidad suya acabar con el sueño utópico de una sociedad igualitaria. Un proyecto nacido del impetuoso ideal de Thomas Sankara, la figura más destacable de la historia reciente de ese país pequeño, pobre y olvidado que anteriormente era conocido como el Alto Volta.

Este post está dedicado a la memoria de Thomas Sankara. El capitán Sank, el último revolucionario africano, el hombre más íntegro en el país de los hombres íntegros (Burkina Faso). Un soñador que pretendía transformar la sociedad y romper de una vez por todas con las cadenas de sometimiento y dependencia que unían a su país con las antiguas potencias coloniales para poder así transitar por la senda de la libertad una vez conseguida la independencia de manera autónoma y con paso firme…Como Cabral, como Lumumba. Todos ellos lo pagaron con la muerte. 
Perteneciente a una familia católica de la etnia Silmi-Mossi, grupo situado en el más bajo escalafón del sistema de castas que regía la vida social en la colonia francesa del Alto Volta, el joven Thomas pronto se siente llamado por la fe y a punto está de ingresar en un seminario pero finalmente ingresa en la academia del ejército. Adquiere su conciencia política en Madagascar, durante sus años de formación militar. Sin dejar de lado a la figura de Jesucristo, inicia un paulatino acercamiento al Ché. Otro más que traspasa la difusa línea entre catolicismo y comunismo. En la academia militar se foguea leyendo las obras de Marx y Lenin, sintiéndose también atraído por las figuras de Fidel Castro y, en especial, Ché Guevara. Con el paso del tiempo su conciencia política se reforzará con el ejemplo de Jerry Rawlings, presidente de Ghana y discípulo del máximo exponente del panafricanismo, Nkame Nkrumah. 

Antes de hacerse con la presidencia ya era considerado en su país como un héroe de guerra, gracias a su desempeño en la aviación durante el enfrentamiento fronterizo entre Alto Volta y Malí. Resulta muy curioso, pero también era muy conocido en la escena musical por sus habilidades como guitarrista de jazz, pasión a la que daba rienda en garitos de la capital, Uagadugu y que posteriormente le llevaría a componer el himno nacional.

Su llegada a un cargo de gobierno viene de la mano de un golpe de estado dirigido por grupo de oficiales de tendencia marxista que derroca al  coronel Saye Zerbo. Entre los  oficiales que se hacen con el poder destacan, además de Sankara,  Blaise Campoaré,  Henry Zongo y Jean-Baptiste Boukary Lingani. Durante este periodo ocupará el puesto de Secretario de Estado para la Información Militar. Otro nuevo golpe militar lleva al poder a Jean Baptiste Ouédraogo y a Sankara , Zongo y Boukary a un arrestado domiciliario tras ser expulsados de sus cargos en el gobierno. Pero un nuevo golpe, auspiciado por la Libia del coronel Gadaffi y dirigido por Campoaré,  entrega la presidencia a Thomas Sankara. 

El mandato de Sankara se caracterizará por un intento de renovación total del país comenzando por un nuevo nombre, Burkina Faso, y una nueva bandera. Pero sobre todo, su etapa de gobierno será recordada por la aplicación de sus revolucionarios programas de autosuficiencia africana, desafiante alternativa a las estrategias de neoliberal desarrollo impuestas por Occidente. La puesta en marcha de estas políticas lo van a convertir en un icono en todo el continente, pero también conllevaron la aparición de poderosos enemigos. Sus políticas chocaban frontalmente contra los intereses de los grupos que durante siglos habían ejercido el dominio político y económico en el interior del país. 
Entre sus enemigos y opositores destacaban la pequeña pero poderosa clase media de Burkina Faso, temerosa de perder sus privilegios. Tampoco estaban por la labor de una utopía igualitaria los dirigentes tribales, asustados ante la posibilidad de perder su poder feudal y ser despojados de su tradicional derecho al trabajo forzoso y al cobro de tributos. Por último, también se veían seriamente amenazados los intereses financieros franceses y de su aliado en la región, Costa de Marfil, que veían perder su capacidad de influencia en el gobierno con un idealista como Sankara dirigiendo el país desde la jefatura de Estado. Éste era el peor enemigo que se podía haber buscado Sank, el poder financiero asentado en la vieja metrópoli, que para nada estaba dispuesto a modificar su capacidad de coacción, ni mucho menos su margen de ganancia en el ”país de los hombre íntegros”.

De la conjunción de intereses cruzados de estos grupos de poder nació el sangriento golpe contrarrevolucionario. Un golpe de estado nuevamente protagonizado por Campoaré, hombre de confianza de Sankara, pero alentado y dirigido por el gobierno “socialista” francés a través de la figura su turbio Consejero de Asuntos Africanos, Jacques Foccard. Un golpe que terminó de forma abrupta con la vida y el sueño de Sankara. Por lo menos tuvieron la sutileza de asesinarlo y así no pudo comprobar cómo se destrozaba todo su programa revolucionario.       

Su cuerpo fue desmembrado y enterrado en una fosa común para no convertir su tumba en un santuario para sus seguidores.
Una semana antes de morir, se dirigió a su pueblo y dejó una frase que puede ser considerada su epitafio político: “aunque los revolucionarios, como individuos, puedan ser asesinados, nunca se podrán matar sus ideas”. Puedes asesinar a un revolucionario, pero no puedes asesinar a la revolución. La vieja máxima revolucionaria inspirada en el magnífico verso del también comunista Pablo Neruda: “Podrán arrancar todas las flores, pero no podrán detener la primavera”. Frases muy bonitas, pero con la muerte de Sankara el país se quedó sin revolucionario, sin revolución, sin flores y sin primavera. 

Bajo el gobierno de Blaise Compaoré Burkina Faso se amoldó al modelo de país africano asolado por el neocolonialismo. Así, Campoaré inició la destrucción de los objetivos del programa de Sankara, revocando la mayoría de las políticas aplicadas por su antecesor. De este modo, Burkina Faso pasó en muy poco tiempo de un sueño de igualdad a una  pesadilla de corrupción, sistemático saqueo de recursos naturales, nepotismo y asesinatos políticos. Todo ello aplaudido por los viejos enemigos de Sankara, la oligarquía del país, las multinacionales de turno y el poder financiero de la antigua metrópoli.
La utopía marxista y panafricana de Sankara apenas duró cuatro intensos años durante los cuales su acción de gobierno se centró en los siguientes objetivos:

Antiimperialismo.
Impulsó la reducción  deuda odiosa, nacionalizando todas las tierras y riquezas minerales, con esto trataba de evitar caer bajo el poder y  la nefasta influencia del FMI y del Banco Mundial.

La actuación de estos organismos internacionales, brazo armado del capitalismo financiero, supone condicionar la recepción de ayuda financiera a la aplicación de “reformas”. Esto es un eufemismo esconde el siguiente chantaje: dinero para reducir la deuda a cambio de la aplicación de políticas económicas neoliberales que generarán más deuda…entrando así en una espiral que directamente conduce a la destrucción de la economía nacional y al empobrecimiento generalizado de la ciudadanía. 

Estos organismos, FMI y BM, son los responsables de prácticamente ahogar en un apocalipsis de deuda a la mayor parte de países africanos y latinoamericanos durante décadas. También son los responsables de la actual política de austericidio, recortes y privatizaciones que está asolando el Sur de Europa. Aceptar su ayuda es vender tu alma y tu soberanía al diablo (neoliberal). 

Alfabetización y Sanidad
Prioridad a la educación y a la salud pública con una campaña nacional de alfabetización y con la vacunación de 2,5 millones de niños contra la meningitis, fiebre amarilla y sarampión. 

Reforma Agraria y modernización del país.
Redistribución de la tierra de los terratenientes entre el campesinado, la suspensión de los impuestos rurales y las rentas nacionales, y el establecimiento de un ambicioso programa de construcción de ferrocarriles y carreteras para "unir a la nación.

Autosuficiencia alimentaria
Sus políticas nacionales se centraron en prevenir hambrunas a través de la autosuficiencia agraria. Tras la reforma agraria la producción de trigo aumentó en tan sólo tres años de 1700 kg por ha a 3800 kg por ha, lo que hizo al país autosuficiente en alimentos.

Medio Ambiente
Plantación de más de diez millones de árboles para poner fin a la creciente desertificación causada por el avance del Sahel.

Igualdad de género
Prohibición de la mutilación genital femenina, los matrimonios forzados y la poligamia. Nombramiento de mujeres como altos cargos gubernamentales. Promoción de los derechos de la mujer y puesta en marcha programas de planificación familiar, así como la paulatina incorporación de la mujer al ejército. Campañas de apoyo al trabajo femenino fuera de casa y a la permanencia de la mujer en la escuela aunque estuvieran embarazadas.

Algunos ejemplos de sus políticas:
  • Vendió la flota de Mercedes Benz del gobierno e hizo del Renault 5, auto más barato vendido en Burkina Faso en ese momento, coche oficial de los ministros.
  • Redujo los sueldos de todos los funcionarios públicos, incluso el propio. Prohibió el uso de chóferes del gobierno y los billetes de primera clase de avión.
  • Se redistribuyó la tierra de los terratenientes feudales y se le entregó directamente a los campesinos. 
  • Se opuso a la ayuda exterior, alegando que "el que te alimenta, te controla." Clara referencia a los programas de ayuda condicionados de FMI y BM.
  • Habló con elocuencia en organizaciones como la Organización para la Unidad Africana en contra de la continua penetración neocolonialista de Áfica Occidental a través del comercio y las finanzas.
  • Ideó la creación de un frente unido de naciones africanas que rechacen pagar su deuda externa. Sostuvo que los pobres y explotados no tienen la obligación de devolver el dinero a los ricos y explotadores.
  • En Uagadugu convirtió una tienda de aprovisionamiento del Ejército en un supermercado, el primero del país, de propiedad estatal abierto a todo el mundo.
  • Obligó a los funcionarios públicos a destinar un mes de salario a los proyectos públicos.
  • Se negó a instalar un sistema de aire acondicionado en el despacho presidencial, afirmando que el lujo no estaba disponible para nadie más que un puñado de burkineses.
  • Como presidente, bajó su sueldo a sólo 450 dólares americanos al mes y limitó sus posesiones materiales a un automóvil, cuatro bicicletas, tres guitarras, un frigorífico convencional y un congelador roto, además de la casa donde vivía con su familia.
Algunos dirán que esto es populismo, yo digo que esto es hacer la revolución.



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