lunes, 23 de febrero de 2015

EL RINGO


Siempre me ha gustado el boxeo. Reconozco que es una actividad brutal y violenta, pero creo que se trata del deporte más épico y lírico que existe porque retrata como ningún otro la lucha por la vida, que no es más que abrirse camino a base de golpes y saber aguantar los que recibes sin que te derriben.
No es de extrañar que históricamente los boxeadores hayan pertenecidos a los estamentos menos privilegiados de la sociedad. Nadie está tan loco o tan desesperado para intentar alcanzar el éxito a base de dar y recibir palizas. Además, la historia del boxeo está llena de auténticos héroes, pero sobretodo de ilustres perdedores y no sólo en el ring, también en la vida. Hoy voy a contar la historia de uno de ellos, Óscar Natalio “Ringo” Bonavena.

Un 25 de septiembre de 1942 venía al mundo en una clínica del barrio de Boedo, en la ciudad de Buenos Aires, el tercer hijo del matrimonio formado por Dominga Grillo y Vicente Bonavena. Un chico que llevará por nombre Oscar Natalio. Con el tiempo se convertirá en uno de los deportistas más famosos del país y sin lugar a dudas, en el boxeador más querido y popular de la República Argentina.

Hijo de una familia de clase baja, el joven Óscar muy  pronto abandonará los estudios para ayudar a la economía familiar, dando comienzo a un periplo de buscavidas que le llevará a trabajar como repartidor de pizza, empleado de carnicería, picapedrero…Hasta que el boxeo se cruzó en su vida. De este modo, a la temprana edad de dieciséis años tenía claro iba a labrarse un nombre y un futuro gracias a la fuerza de sus puños. Tan mal desencaminado no debía andar el chico, porque un año después, en 1959, se proclama campeón amateur nacional de los pesos pesados defendiendo los colores del Club Huracán. El club de sus amores y del que llegará a ser ídolo indiscutible de la hinchada junto con el Loco Housseman.

A partir de este año su carrera es imparable, lo que le lleva a iniciarse como profesional (con derrota) en los inicios de la década de los ´60. Gran pegador, poseedor de un estilo valiente y agresivo, magnífico fajador, orgulloso...Un auténtico toro que, pese a su estilo heterodoxo y a su poca técnica, siempre daba la cara y nunca se daba por vencido confiando en que la fuerza de sus puños enviaran a la lona a su rival.
Poco a poco, y golpe a golpe, su prestigio no parará de crecer en todo al país. Así en 1965 tiene lugar un combate que quedará marcado con letras de oro en la historia del boxeo argentino. Será el que enfrente a Óscar Bonavena contra el máximo ídolo boxístico del país, Peralta.  Bonavena, el aspirante que no quería perder su oportunidad de hacerse ver, se dedicó a caldear el ambiente los días antes del combate, insultando y desprestigiando al campeón. No es de extrañar que cuando saltara al ring se llevase el mayor abucheo recibido por ningún púgil en la historia del coliseo bonaerense, un Luna Park lleno a rebosar con más de 25.000 espectadores. Pero los gritos rápidamente se tornaron en aplausos cuando en el segundo asalto se hizo con la victoria por K.O. técnico. Comenzaba a fraguarse la leyenda del Ringo Bonavena.
Tras alcanzar el éxito y el reconocimiento, pronto Argentina se le estaba quedando pequeña. Así que después de ser sancionado en los Juegos Panamericanos por la FAB y ser  inhabilitado durante una temporada para la práctica del deporte, decide cambiar de aires. El Ringo no se piensa dos veces y, aconsejado por su entrenador, se traslada a la meca del boxeo, EEUU.

A los United viaja, como él mismo reconoció, en busca de fama y plata. Y vaya si lo logró. En la tierra de las oportunidades mejoró su técnica y fue testigo privilegiado de la edad de oro que estaba viviendo el boxeo. Llegó a disputar combates legendarios frente a leyendas como Floyd Patterson, Muhammad Alí o Joe Frazier que tuvieron gran repercusión en su país natal.  

En su combate por el título mundial de los pesados contra el mítico Alí, que paralizó Argentina como sólo lo hacía la albiceleste, dio la cara derribando al ídolo norteamericano y aguantando hasta el último asalto. Cayó con honores, pero por lo menos se permitió el lujo de ridiculizar al mítico boxeador negro en la previa. Durante la presentación retó a su rival llamándole gallina y dirigiéndose a él como Clay, algo que no debió gustar mucho al Más Grande, pues al convertirse al Islam había renunciado a su nombre de esclavo y desde entonces nadie había osado dirigirse a él de tal modo
Frente a esa mala bestia que era Joe Smokin´Frazier lo hizó igual de bien pues, pese a no ganarle, logró derribarlo y nuevamente dio muestra de su coraje y pundonor. 

Este periplo por los EEUU lo convierte en un ídolo de masas en Argentina. Era el menos ortodoxo, diestro y elegante de los púgiles argentinos, pero el más popular. A su éxito deportivo hay que unir su personalidad: carismático, ocurrente, bocazas, provocador…   Un héroe salido del fango del barrio. Un Maradona boxeador. 
Un jodido porteño de casi 1,80 y 100 kg que percibió rápidamente la creciente importancia que estaban tomando los mass media y la enorme influencia que éstos ejercían sobre la sociedad. Así que no desaprovechó su oportunidad de subirse al carro de la fama y pasar a formar parte de la farándula argentina, entre la que se movía con absoluta naturalidad. No es de extrañar que tras años de pobreza y privaciones, con la llegada de la plata, empezara a desarrollar un gusto irrefrenable por el lujo: una mansión, los coches más exclusivos, suites en los mejores hoteles, relojes de marca, joyas y objetos de oro, una inmensa colección de trajes a medida, puros habanos, los más caros perfumes…No se privaba de nada.
Tristemente, tras tocar el cielo del boxeo en su combate con Alí, Bonavena comienza un descenso irrefrenable que le lleva a ser un trotamundos del cuadrilátero, protagonizando peleas contra rivales de escasa entidad en casi cualquier lugar del mundo. Así que visto que su carrera está sufriendo un preocupante estancamiento decide cambiar de mánager. A partir de 1976 su carrera será dirigida por Joe Conforte, un empresario de dudosa reputación, mejor dicho, un gángster dedicado al negocio de la prostitución y los casinos que mantenía estrechos contactos con miembros de la mafia de San Francisco y con la familia Bonano de NY. 
Resulta bastante evidente que si haces tratos con mafiosos es muy probable que acabes mal, pero el bueno de Ringo era demasiado inocente para que esto pasara por su cabeza.                       
La tragedia tardó muy poco en llamar a las puertas del ídolo argentino en forma de un turbio asunto que mezcla negocios y líos de faldas, mal negocio cuando tratas con mafiosos.            
Tras una serie de encontronazos con el propio Conforte y sus esbirros, Bonavena había sido amenazado siéndole prohibida la entrada en los locales propiedad de su mánager. 

Pero él no pareció hacer mucho caso a las amenazas, así que decidió acudir al despacho de Conforte para resolver personalmente sus desavenencias…Para matar a un búfalo hace falta un rifle, y el Ringo cayó abatido a las puertas del Mustang Ranch, prostíbulo de lujo propiedad de Conforte, por el plomo escupido desde un Winchester de gran calibre. Fue acusado de homicidio Williars Ross Brymer, el guardaespaldas/matón de su mánager. Aquel día, a la entrada de ese burdel de Reno moría un hombre y nacía un mito.

A su funeral, desoyendo el toque de queda de la dictadura, acudieron más de 100.000 personas que abarrotaron el legendario Luna Park de Buenos Aires, escenario de algunos de sus mejores combates. Allí el Ringo se llevó su última ovación.




lunes, 16 de febrero de 2015

POISON IVY. MUJERES Y ROCK

Desde mi humilde opinión la única cosa más sexy que una chica portando un fusil es una chica agarrada a una guitarra o a un micro. El problema es que el mundo del Rock & Roll, al igual que el mundo de la guerra, es un universo eminentemente masculino. Una falocracia que deja muy poco espacio para las mujeres.
Las excepciones de féminas que alcanzaron cierta notoriedad en el mundillo de la distorsión sonora son contadas. Así fue hasta el nacimiento del punk y la posterior aparición en los años ‘90 del movimiento de las aguerridas Riot Grrrls, con su mensaje cargado de reivindicación feminista.                         
De este modo, la representación simbólica de la mujer  en el mundo del rock se ha construído sobre un modelo clásico conformado por dos estereotipos básicos, un modelo de transición y un tercer modelo adicional que aparecerá en la escena independiente, al margen de la gran industria musical y que servirá de contra-modelo a los arquetipos clásicos.       
                                         
En resumen, las mujeres en el mundo del rock se podrían clasificar en:


Modelo Clásico                                                                          
1.  Mujeres objeto. 
Una cachonda al frente de un grupo masculino. Blondie.
    
2. Artistas prefabricadas. 
Grupo de muñequitas con roles definidos. The Runnaways.  
Modelo de Transición
Artistas con personalidad propia. Punkies y derivados con discurso. Patti Smith.
Contra-Modelo
Castradoras peligrosas. Riot Grrrls, con Bikini Kill a la cabeza.
   Pero como en toda norma, en el mundo de las mujeres rockeras siempre hay excepciones que se escapan del clásico molde configurado en torno a lo que de ellas se espera.
Tal vez la primera mujer que rompió con ese esquema clásico que encorsetaba a las mujeres fuese Wanda Jackson, la gran dama del Rockabilly. Rompía moldes, pero no dejaba de ser una especie de respuesta femenina a Elvis. 

La verdadera transformación del universo musical femenino se gestó a finales de los ´70 con la eclosión del punk. El estallido punk y su desafío a toda norma establecida modifcó el rol de la mujer en los grupos de rock. Pero bueno, el punk no dejaba de ser una ruptura con todo lo anterior. Esta fractura provocó que desde finales de la década de los setenta comenzaran a entrar en escena multitud de artistas y grupos femeninos con una marcada personalidad. 
Un auténtico estallido de artistas y grupos que desde un lado y otro del Atlántico que mostraban su feminidad de una manera hasta entonces nunca vista en la industria del rock como Patti Smith, Siouxie Sioux, Poly Styrene, Kim Gordon, Chrissie Hynde, Exenne Cervenka, The Slits, The Raincoats, Au Pairs...
Una generación de mujeres  que sentaría las bases del movimiento de las Chicas Revoltosas. El grupo femenino clave del movimiento es probable que sean las británicas The Slits y la mujer más emblemática es, claro está, la madrina del punk, Patti Smith. 

El caso de las Riot Girrls es ir un paso más allá. Se trata una vuelta de tuerca aún más radical y concienciada que el punk. Su mensaje es de puro y duro feminismo envuelto en hardcore para hacerlo más digerible.
La temática de grupos como Bikini Kill, Huggy Bear, Calamity Jane, L7 o Babes in Toyland tienen una marcada lectura de género, girando sus letras en torno al sexismo de una sociedad machista, los abusos contra mujeres, la crítica al patriarcado y la necesidad de empoderamiento femenino. No, no van de broma estas chicas.
Pero sin ningún género de duda, mi chica favorita del mundillo del rock es Poison Ivy. 
Perteneciente al modelo de transición, ella es la verdadera reina de las tinieblas del rock, con el permiso de Siouxsie. La definitiva viuda negra del psychobilly. Desde que escuché a los Cramps  por primera vez y la ví en escena, caí ciegamente rendido ante sus encantos. 
Su enigmática belleza me estremeció. También su estilo retro de pin-up del Averno, su rizada cabellera rojiza de medusa, sus vestidos negros ajustados y sus afilados zapatos de tacón…
Pese a que pueda parecer lo contrario, Poison Ivy no se reduce únicamente a una poderosa imagen, era una pieza  básica en el engranaje de los Cramps. Cerebro musical del grupo, letrista, compositora y arreglista, además de una impertérrita máquina de escupir riffs de punkabilly parapetada tras preciosa guitarra Gretsch. 

Ivy Rorschach fue la gran revitalizadora junto a Lux Interior, su alma gemela, del rockabilly más underground-bizarro de los ´50 y del garaje más desfasado de los ´60. La pareja, que se conoció en un curso de chamanismo, eran unos enormes coleccionistas de cultura serie B. Películas, cómics y música, todas esas influencias se dejan ver en sus letras y composiciones. Sus discos rebosan multitud de versiones de artistas desconocidos, todas ellas recubiertas de una espesa capa de oscuridad y distorsión. Sus letras están plagadas de sadomasoquismo, mutantes, hombres lobo adolescentes, asesinos en serie, platillos volantes, zombies, monstruos de ciencia ficción, paganismo y mucho, mucho rock and roll...
Por todo esto que cuento, a mí me pasó como a Kid Congo Powers y Jeffrey Lee Pierce, fui otra víctima de su hechizo.
Poison Ivy, my R&R girl…



martes, 10 de febrero de 2015

ANTONIO DAS MORTES. UN WESTERN MARXISTA


La semana pasada, el típico día de lluvia y frío en el que no se te ocurre otro mejor plan para pasar el día que ver una película refugiado en el salón de tu casa, disfruté de lo lindo con un film del director de cine brasileño Glauber Rocha.
Glauber Rocha es quizá el máximo exponente de lo que vino en llamarse Cinema Novo Brasileño, movimiento cinematográfico de los años 60 que conjuga en un sus obras una mezcla de Neorrealismo italiano y Novelle Vague francesa. Simplificando, podría explicarse que la obra de Rocha es cine de denuncia social, rodado en exteriores y con una cierta querencia por el arte y ensayo. Es decir, una apuesta cinematográfica arriesgada y bastante alejada de los cánones comerciales, pero con un profundo calado político de cariz marcadamente marxista.   
Pues bien, como iba diciendo, la semana pasada ví una de sus obras más emblemáticas, Antonio das Mortes. También conocida con un nombre algo más presuntuoso, pero mucho más revelador de lo que el film iba a mostrar, El Dragón de la Maldad contra el Santo Guerrero. Se trata de un film que valió a su director el premio al mejor realizador en el Festival de Cannes de 1.969 y hace las veces de una especie de continuación de su anterior obra, la emblemática Dios y el Diablo en la Tierra del Sol.
La película se desarrolla en la región Nordestina del Sertão, una árida zona de Brasil caracterizada por el latifundio, la sequía y la miseria del campesinado sin tierras. Además, el Sertão  también es conocido por ser el feudo de los cangaceiros, una especie de bandoleros que se oponían al poder de los terratenientes y que se ganaban la vida asaltando haciendas hasta que fueron exterminados en los años 30 por el irrefrenable avance del Estado. Ésta gente contaba con el apoyo de una masa de desheredados que veían como única salida a sus miserables vidas unirse al cangaço para ejercer presión y reclamar el reparto de las tierras que acumulaban en su poder los fazendeiros, auténticos señores feudales del Sertão.
El film narra las aventuras de Antonio das Mortes, un legendario mercenario al servicio de los terratenientes en su lucha contra los cangaceiros. Das Mortes es un personaje que melancólicamente deambula de cantina en cantina contando su triste historia a todo aquel que la quiera escuchar, porque con el exterminio de las bandas de Lampiao y  Corisco, últimos líderes del cangaço, su vida no tiene sentido pues ya no tiene enemigos a los que combatir. Pero todo cambia cuando es contratado por el coronel, un fazendeiro ciego que reclama sus servicios ante la aparición en su hacienda de un grupo de campesinos que, dirigidos por un cangaceiro, reclaman pan, tierra y justicia. En la hacienda también hay un maestro que pasa la mayor parte del tiempo en la cantina bebiendo y discutiendo de política con el administrador, pero que también tiene tiempo para hablar a los niños sobre los cangaceiros y la historia de Brasil. Antonio Das Mortes tras llegar a la hacienda del coronel tardará muy poco en encontrarse con Coirana, una especie de mesías del Sertao que habla con parábolas y que se reclama sucesor de Corisco y Lampiao. El visionario Coirana arrastra tras de sí a una masa de campesinos, negros e indios. Un heterogéneo grupo de desheredados de la tierra que le siguen y respetan, abrazando la fe de una especie de culto milenarista transformado en revuelta campesina.
Das Mortes no tarda en descubrirse ante Coirana como el asesino de Lampião y Corisco, como el azote de los cangaceiros. El bandido al escuchar esto le reta a un duelo en el que Antonio Das Mortes derrota a Coirana, hiriéndolo de gravedad.
Durante la agonía de Coirana Das Mortes tiene varios encuentros con Bárbara, la sacerdotisa del culto, que ahora dirige a los desharrapados tras el sacrificio del bandido. Las conversaciones que mantiene con Antonio transforman al asesino de cangacerios, al mercenario contratado por el poder para hacer frente a la rebelión popular. Comprende que está sirviendo a perpetuar la opresión y la miseria de sus vecinos, que la causa de los sin tierra es una causa justa. Entonces, sufre una especie de crisis moral y comprende que sólo puede alcanzar la redención uniéndose al ejército del pueblo. Das Mortes se pasa al enemigo, porque toma conciencia de quiénes son los opresores y quiénes los oprimidos, negándose a acatar las órdenes del coronel de exterminar al campesinado que se ha rebelado contra su poder.
Ante este desacato y temeroso de una nueva revuelta campesina, el coronel contrata a un nuevo mercenario, Mata Vaca, que comanda una especie de escuadrón de la muerte que viene  de sembrar el terror en Minas Gerais y con el que piensa exterminar a los revoltosos que han osado a reclamar tierras y justicia.
Tras su reconversión, Das Mortes acude junto al profesor del pueblo ante el cadáver de Coirana, que ha sido abandonado en un árbol en una especie de metafórica crucifixión…       
Allí, bajo la cruz, el profesor alcohólico y el mercenario toman conciencia de su papel en la historia...Y se levantan en armas contra el hacendado acompañados de los últimos restos del ejército de Coirana. Antonio das Mortes con las armas y el maestro con la palabra. Juntos se enfrentarán al comando de Mata Vaca y al poder del hacendado.
Podríamos considerar al film como un reflejo de la explosiva situación sociopolítica que en aquellos precisos instantes estaba viviendo toda Latinoamérica, un auténtico polvorín a causa del inexorable avance de los movimientos populares guerrilleros levantados en armas contra el Imperialismo y la opresión.
Brasil era uno de los escenarios más importantes donde se estaba desarrollando esa lucha. Con el país sometido a la brutal represión de una dictadura militar que sufría los embates de la guerrilla urbana y de los múltiples grupúsculos guevaristas, así como las reclamaciones de una reforma agraria justa por parte del campesinado sin tierra. Por tanto, es evidente que desde esta perspectiva hipotética, la hacienda donde se desarrolla la película bien podría simbolizar una metáfora del país y de la lucha de clases en la que en ese preciso instante se hallaba inmerso el gigante latinoamericano.
Campesinos sin tierra y negros representarían las clases sociales oprimidas por el poder del latifundio, personalizado en la simbólica figura de un terrateniente ciego. Ciego ante el declive del poder de los fazendeiros, ciego ante las reclamaciones de los campesinos sin tierra, ciego ante el irrefrenable impulso de la historia…Pero consciente del uso de la fuerza como mecanismo con el que poner freno a las reclamaciones campesinas. Es el retrato de un hombre que forma parte de un mundo que se desmorona, el de la aristocracia rural, pero que aún tiene fuerza. Por otro lado, en el filme también tiene una gran importancia el personaje de su administrador, representante de la clase política. Se trata de un hombre no apegado a la violencia y partidario del diálogo y las concesiones antes de que la rebelión campesina les lleve a perderlo todo. La vieja estrategia de las clases dirigentes cuando se ven superadas por los acontecimientos: que todo cambie para que todo siga igual. Por último, el personaje del maestro representaría el papel de los  intelectuales como portavoces de la revolución, a través del recurso de la cultura y de la educación como herramientas liberadoras frente a la opresión.
La música y los colores, sobre todo el rojo, adquieren un papel relevante a lo largo del film.  Los tambores, la percusión africana y los cantos acompañan a Coirana y su ejército de desharrapados cada vez que éste entre en escena. Del mismo modo, la música sertaneja que narra, a modo de cantares de gesta, las legendarias aventuras de los cangaceiros  sirve como banda sonora antes de los momentos más épicos de la película. 
Además, todo el filme está impregnado de la fuerte religiosidad pagana que envuelve al movimiento campesino, con sus estandartes, sus cantos y sus sacerdotes. En este aspecto, destaca  el papel del negro Antoão, pero sobre todo el de Bárbara, la Santa o suma Sacerdotisa del culto, vestida siempre de un blanco inmaculado…
Concluyendo, te crees que vas a pasar la tarde visionando una película que simplemente es un western trasladado al Nordeste brasileño. Sin embargo, rápidamente te das cuenta de que bajo la inofensiva apariencia de un desnudo western de tono documental y conjugando misticismo, política, folklore y arte, la película trata de algunos de los problemas más profundamente arraigados en la sociedad brasileña. La relación entre terratenientes y campesinos, la desigualdad y la explotación, la pobreza y la miseria, el empleo de la violencia para sofocar las reclamaciones campesinas, el papel de la política para perpetuar el sistema de dominación, la educación como herramienta revolucionaria…En definitiva, la película es un fiel reflejo de la conflictiva situación que en aquellos instantes vivía Brasil y toda América Latina, una realidad social que irremisiblemente parecía conducir al enfrentamiento definitivo entre explotadores y explotados.





lunes, 2 de febrero de 2015

SWEET JEAN


Soy bastante mitómano y durante mucho tiempo he sentido una gran predilección por el cine francés de los años sesenta y setenta. Otra de mis debilidades confesables son las chicas  de pelo corto, una moda muy sixties que popularizaron entre Twiggy y Mia Farrow. Por último, otra de las cosas que desde siempre más me han fascinado y atraído son las historias que irremisiblemente conducen a la perdición, pero que permanecen envueltas en un halo de dramático romanticismo.
Pues bien, conjugar estas pasiones en una única persona aparentemente no resulta una tarea fácil, pero resulta que sí. Porque sin lugar a dudas, una de las historias más trágicas del cine es la de esta belleza frágil de personalidad sensible que fue la indiscutible imagen de la Nouvelle Vague y que con su muerte dejó a un lado su condición humana para trascender a la inmortal categoría de mito. 

Nacida en un pueblo desconocido del interior de EEUU, la vida de Jean Seberg cambió para siempre cuando, siendo estudiante de la Universidad de Iowa, fue ser elegida por Otto Preminger para dar vida a Juana de Arco entre más de 18.000 aspirantes.
A partir de entonces daría inicio a una fulgurante carrera que rápidamente le llevaría a Francia, donde rodará su segunda película también con Preminger, “Bonjour tristesse”, adaptación de una exitosa novela. Con su tercera película alcanzará fama mundial y pasará a ser considerada un mito viviente, entrando en la historia del cine con tan sólo 21 años gracias su papel protagonista en la primera gran obra de Jean Luc Godard, “Al final de la escapada”, innovadora película de culto que supuso el paso a la modernidad del cine francés y el pistoletazo de salida para el definitivo despegue de la Nouvelle Vague.
Parte del enorme impacto mediático del film se sostenía sobre la rompedora imagen de su protagonista, que con su pelo corto, aspecto andrógino y una actitud muy independiente respecto a los hombres estaba configurando el nuevo modelo de mujer que alumbraría la década de los sesenta.
El arrollador éxito que obtiene JLG  con su película convierte a Jean Seberg en un icono mundial del cine y de la moda gracias a su fresca y magnética presencia, lo que le llevaría a frecuentar los ambientes más selectos de la bohemia norteamericana y francesa. Se movía con soltura entre intelectuales y miembros de la izquierda radical. Pero pese a la seguridad que aparentaba y a su seductora belleza, Jean Seberg era insegura y sobretodo, muy compleja. Parecía estar necesitada de protección y por eso se refugiaba en múltiples relaciones fugaces. También tenía algo de desquiciada y poseía un perturbador lado oscuro que era acrecentado por el consumo de sustancias tóxicas. En fin, no es de extrañar que tuviera muchos amantes, y que todas sus relaciones estuviera trufadas de los mismos ingredientes: drogas, pasión desatada, locura y celos.
Con tan solo 24 años, y ya separada, nuevamente contrae matrimonio con Romain Gary, un escritor francés de origen ruso que le dobla la edad. Con él mantendrá una relación de amor caracterizada por las idas y venidas, que durará prácticamente diez años. Gary ejercerá de padre y de amante de la joven Jean Seberg. Consentirá muchos de sus affaires amorosos hasta que finalmente se separen. A pesar de todo, de las infidelidades, del tiempo pasado y de los reproches, siempre que Jean tenía problemas acudiría a refugiarse en los brazos de Gary.
Como he señalado anteriormente, era una asidua de fiestas de la izquierda chic de EEUU, con la que simpatizaba. Destacó por su radical defensa de la minoría negra estadounidense y por su apoyo tanto público como financiero a la causa del Poder Negro. En una de esas fiestas de la “Gauche Divine” conoció a Huey P. Newton, uno de los líderes de los Black Panthers grupo nacionalista negro de autodefensa considerado como terrorista por la CIA y el FBI. 
Su relación con el miembro de los Panteras le causará muchos problemas. Será vigilada y presionada por el FBI, que la consideraba una espía al servicio de una potencia extranjera y por si fuera poco,  sufrirá una vergonzosa campaña de desprestigio por parte de los sectores más reaccionarios del Hollywood de la época. Acosada por la policía y por los medios, finalmente y tras una larga temporada en los EEUU, regresará embarazada a Francia junto a su tercer marido. 
Durante su período de gestación, una sucia estrategia de difamación dirigida por el FBI se encargará de propagar el rumor de que el padre de la criatura era el líder de los Panteras Negras Huey P. Newton. Este hecho le reportaría graves problemas en una sociedad tan racista y reaccionaria como la estadounidense, muy poco acostumbrada a las relaciones interraciales y aún menos si además de negro el sujeto era comunista y revolucionario. Finalmente dará a luz en Francia una niña blanca, de nombre Nina, fruto de su relación con el escritor mexicano Carlos Fuentes. Pero tristemente la niña  fallecerá a los dos días de nacer y ésta tragedia la dejará muy tocada. Tras el funeral de Nina, durante el cual la niña será exhibida en un féretro transparente para que todos pudieran ver que la criatura era blanca, cayó en una profunda depresión de la que apenas se recuperaría, pasando los últimos años de su vida navegando entre una deriva de películas de baja calidad, psiquiátricos, intentos de suicidio, barbitúricos y alcohol. 
Huyendo de todo y de todos, para acallar su dolor se refugió nuevamente en la efímera felicidad que concede la heroína. 
Todo indicaba que acababa de iniciar una carrera hacia el abismo. Así fue. La continua espiral de depresión, alcohol y drogas en la que había caído le condujo a una locura autodestructiva que duraría varios años. Así hasta que el fatídico desenlace terminó por llegar. De este modo en 1979, tras varios días desaparecida, su cuerpo apareció sin vida en el interior de su coche en un suburbio parisino.  La encontraron envuelta en un poncho, con quemaduras de cigarrillos en su cuerpo y una nota de suicidio a sus pies. Sólo tenía 40 años. No era la primera vez que lo intentaba, una semana antes había intentado arrojarse a las vías del metro de París, siendo salvada in extremis por un pasajero.
La autopsia realizada a su cadáver determinó que una sobredosis de barbitúricos había terminado con su vida.
Descansa enterrada en el cementerio de Montparnasse de París. 
A los 16 meses de la muerte de Jean Seberg se suicidó su ex-marido y principal apoyo en los momentos duros, el escritor Romain Gary.
En la vida de Jean Seberg todo ocurrió muy deprisa, fue como estrella fugaz que brilla intensamente durante un breve lapso de tiempo para luego apagarse en la eternidad. Pero todos los que han sido testigos del fulgor que una estrella desprende a su paso tardan en olvidarla.