lunes, 16 de febrero de 2015

POISON IVY. MUJERES Y ROCK

Desde mi humilde opinión la única cosa más sexy que una chica portando un fusil es una chica agarrada a una guitarra o a un micro. El problema es que el mundo del Rock & Roll, al igual que el mundo de la guerra, es un universo eminentemente masculino. Una falocracia que deja muy poco espacio para las mujeres.
Las excepciones de féminas que alcanzaron cierta notoriedad en el mundillo de la distorsión sonora son contadas. Así fue hasta el nacimiento del punk y la posterior aparición en los años ‘90 del movimiento de las aguerridas Riot Grrrls, con su mensaje cargado de reivindicación feminista.                         
De este modo, la representación simbólica de la mujer  en el mundo del rock se ha construído sobre un modelo clásico conformado por dos estereotipos básicos, un modelo de transición y un tercer modelo adicional que aparecerá en la escena independiente, al margen de la gran industria musical y que servirá de contra-modelo a los arquetipos clásicos.       
                                         
En resumen, las mujeres en el mundo del rock se podrían clasificar en:


Modelo Clásico                                                                          
1.  Mujeres objeto. 
Una cachonda al frente de un grupo masculino. Blondie.
    
2. Artistas prefabricadas. 
Grupo de muñequitas con roles definidos. The Runnaways.  
Modelo de Transición
Artistas con personalidad propia. Punkies y derivados con discurso. Patti Smith.
Contra-Modelo
Castradoras peligrosas. Riot Grrrls, con Bikini Kill a la cabeza.
   Pero como en toda norma, en el mundo de las mujeres rockeras siempre hay excepciones que se escapan del clásico molde configurado en torno a lo que de ellas se espera.
Tal vez la primera mujer que rompió con ese esquema clásico que encorsetaba a las mujeres fuese Wanda Jackson, la gran dama del Rockabilly. Rompía moldes, pero no dejaba de ser una especie de respuesta femenina a Elvis. 

La verdadera transformación del universo musical femenino se gestó a finales de los ´70 con la eclosión del punk. El estallido punk y su desafío a toda norma establecida modifcó el rol de la mujer en los grupos de rock. Pero bueno, el punk no dejaba de ser una ruptura con todo lo anterior. Esta fractura provocó que desde finales de la década de los setenta comenzaran a entrar en escena multitud de artistas y grupos femeninos con una marcada personalidad. 
Un auténtico estallido de artistas y grupos que desde un lado y otro del Atlántico que mostraban su feminidad de una manera hasta entonces nunca vista en la industria del rock como Patti Smith, Siouxie Sioux, Poly Styrene, Kim Gordon, Chrissie Hynde, Exenne Cervenka, The Slits, The Raincoats, Au Pairs...
Una generación de mujeres  que sentaría las bases del movimiento de las Chicas Revoltosas. El grupo femenino clave del movimiento es probable que sean las británicas The Slits y la mujer más emblemática es, claro está, la madrina del punk, Patti Smith. 

El caso de las Riot Girrls es ir un paso más allá. Se trata una vuelta de tuerca aún más radical y concienciada que el punk. Su mensaje es de puro y duro feminismo envuelto en hardcore para hacerlo más digerible.
La temática de grupos como Bikini Kill, Huggy Bear, Calamity Jane, L7 o Babes in Toyland tienen una marcada lectura de género, girando sus letras en torno al sexismo de una sociedad machista, los abusos contra mujeres, la crítica al patriarcado y la necesidad de empoderamiento femenino. No, no van de broma estas chicas.
Pero sin ningún género de duda, mi chica favorita del mundillo del rock es Poison Ivy. 
Perteneciente al modelo de transición, ella es la verdadera reina de las tinieblas del rock, con el permiso de Siouxsie. La definitiva viuda negra del psychobilly. Desde que escuché a los Cramps  por primera vez y la ví en escena, caí ciegamente rendido ante sus encantos. 
Su enigmática belleza me estremeció. También su estilo retro de pin-up del Averno, su rizada cabellera rojiza de medusa, sus vestidos negros ajustados y sus afilados zapatos de tacón…
Pese a que pueda parecer lo contrario, Poison Ivy no se reduce únicamente a una poderosa imagen, era una pieza  básica en el engranaje de los Cramps. Cerebro musical del grupo, letrista, compositora y arreglista, además de una impertérrita máquina de escupir riffs de punkabilly parapetada tras preciosa guitarra Gretsch. 

Ivy Rorschach fue la gran revitalizadora junto a Lux Interior, su alma gemela, del rockabilly más underground-bizarro de los ´50 y del garaje más desfasado de los ´60. La pareja, que se conoció en un curso de chamanismo, eran unos enormes coleccionistas de cultura serie B. Películas, cómics y música, todas esas influencias se dejan ver en sus letras y composiciones. Sus discos rebosan multitud de versiones de artistas desconocidos, todas ellas recubiertas de una espesa capa de oscuridad y distorsión. Sus letras están plagadas de sadomasoquismo, mutantes, hombres lobo adolescentes, asesinos en serie, platillos volantes, zombies, monstruos de ciencia ficción, paganismo y mucho, mucho rock and roll...
Por todo esto que cuento, a mí me pasó como a Kid Congo Powers y Jeffrey Lee Pierce, fui otra víctima de su hechizo.
Poison Ivy, my R&R girl…



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